miércoles, 16 de marzo de 2011

Nueva contra vieja escuela

Cuando Dwight dejó su imagen de bufón goofy
comenzó a convertirse en la bestia que es hoy día


Dwight Howard y Andrew Bynum han comenzado a brillar para su potencial, y como resultado son los mejores cinco, del Este y del Oeste respectivamente

Por: Jesús Serrano

Si Dwight se hubiera puesto en este plan desde hace dos campañas, Orlando quizá ya tendría un título, y si Drew hubiera comenzado como en estos momentos su carrera, quizá los Lakers irían este año por el cuarto título en fila, no el tercero. Dwight Howard, de los Magic de Orlando, es el centro del futuro, y comienza a cosechar los frutos de haber pasado el verano entrenando el juego de poste bajo al lado de la leyenda Hakeem Olajuwon.

Howard, dos veces defensivo del año (2008-2010), ha comenzado a dar una campaña digna de MVP, como pocos, a su dominio defensivo implacable le agregado, al costado ofensivo, un juego de pies perfectible, y ha sumado gradualmente un respetable tiro de media a su arsenal. El problema para Howard es que ahora, a pesar de la vuelta al esquema que los llevó a la final en 2009, con Hedo Turkoglu dirigiendo sus pantallas altas, tienen mucha más competencia en el Este, donde ya no hay dos poderes, sino cuatro, además de Atlanta.

Howard está poniendo los mejores números de su carrera y aunque el ya haber llegado al límite de sus foules técnicos (y haber sido suspendido un juego por acumular esas faltas), sólo habla de inmadurez, Howard comienza a hacer recordar a la leyenda Bill Russell, y es ya a estas alturas el mejor centro del Este, y lo sería de toda la NBA, de no ser por el repentino progreso de Bynum.

Bynum (en medio) le pide a dios que no le mande otra lesión

Andrew Bynum de los Los Lakers de Los Ángeles, no sólo ha tenido el infortunio de pasar la mitad de su carrera lesionado (132 juegos), y su ausencia le ha pesado a Lakers, que apuestan por escuadras con envergaduras amplias, y gracias a ellas han conseguido un bicampeonato los últimos dos ciclos. Cuando está sano, hace recordar a Wilt Chamberlain, y si Howard parece el cinco esculpido para el futuro del básquetbol, Bynum, (tras las lesiones que han mantenido a Greg Oden de Portland fuera casi dos años), es el último exponente de un centro de la vieja guardia; capaz de decidir un juego tan sólo por su presencia física.

Aunque Bynum sigue haciendo uso de una rodillera mecánica que lo limita enormidad, parece ser que si el joven de 24años se mantiene sano, no hay otro destino para él más que dominar por una década el Viejo Oeste, y los enfrentamientos contra la bestia Howard, que no parecen pocos, volverán a la vida esa idea perdida en la NBA de que dos fuerzas implacables de la naturaleza pueden llegar a enfrentarse en una duela, noción abandonada desde que Russell y Chamberlain dejaron de enfrentarse en la final de 1969.

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