miércoles, 19 de enero de 2011

Al infierno sin LeBron


LeBron aceptó ser el plato de segunda mesa en
Miami, que los Dioses del basquet se apiaden de su alma



Los Heat de Miami podrán tener en su cuadro titular a dos de los mejores jugadores del planeta, pero si James o Dwyane Wade perdieran tiempo significativo, sus posibilidades del título decrecen pasmosamente

Por: Jesús Serrano

La llama de los Heat puede arder violentamente, o apagarse de un soplo. Tras lo que fue un periodo de adecuación al sistema, y a la química interna del equipo, los Heat comenzaron con marca de 9-8, y estuvieron a una derrota de registrar un mediocre .500 de porcentaje de victorias.

Un mes después, tras un diciembre de 15-1, habían bajado a Boston del primer lugar de la Conferencia Este, y cuando se proyectaba al conjunto que miles de analistas pronosticaron al principio de la campaña; uno capaz de llegar a la Final, LeBron James, sufrió una lesión de tobillo, perdió dos juegos y ambas se convirtieron en derrotas para el Heat, tres al hilo.

Ya no eran problemas de química, es la temida LeBrondependencia, que puede ser paliada por Wade, que en las tres derrotas ha promediado 26.6 puntos por partido, mas Wade es propenso a lesiones. La dura realidad de los Heat es que LeBron es un dos veces MVP, y la forma en que se ha convertido en el sostén de los Heat lo hace candidato a un tercero en fila, y dependen de él al 100%.

El problema es la falta de profundidad que tiene el Heat, el factor que hace que sus probabilidades de sobrevivir ante equipos como Boston, Orlando e incluso Chicago, armados con precisión de relojería y con bancas soberbias, palidezcan. El trío de estrellas del Heat promedia 70 puntos por juego, con los 51.4 de la dupla James-Wade, esos promedios hacen a su equipo unidimensional, todo armado para depender de ellos.

Así, sin profundidad, no hay quien tome el lugar de esos titulares, cuando Carlos Arroyo promedia 6.5 tantos, la mayoría de los cuales los hace cuando tira sin marca, gracias a que Wade o James atrajeron doble cobertura. Mismo caso de James Jones, que tiene un porcentaje de .420 en triples, pero muy pocos cuando está marcado.

Con una lenta recuperación, la esperanza de Miami como cuarto anotador ha sido Mike Miller, pero desde su regreso hace nueve juegos sus promedios han sido raquíticos (1.7).

El que falte uno de los grandes de Miami hace más fácil la tarea de sus rivales, pues con Juwan Howard, Joel Anthony y Eddie House para tomar el lugar de alguna de las estrellas, la ofensiva se ve mermada. Una receta para el desastre.

James buscando su lente de contacto


Wade no ha jugado una sola campaña de su carrera completa, y ha pasado 60 juegos fuera por diversas lesiones, y aunque está en su mejor nivel desde 2006, la carga de la ofensiva de Miami, un equipo con una diana de tiro en la espalda, hace muy difícil que sea efectivo todas las noches.

La dependencia a James y Wade también deja inerme a la mejor defensiva de la liga, que con sus tres paladines limita a 91.4 puntos a los conjuntos, pero en este lapso de tres derrotas ha permitido 113.3 por juego.

Por esa excesiva dependencia en sus estrellas, el experimento del Heat de ver si podrían subsistir dos súper estrellas en un equipo, ha tenido éxito, el que no puede sobrevivir sin ellas, es curiosamente el equipo.


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