domingo, 21 de noviembre de 2010

El Goliat amarillo



Pau Gasol no tiene problemas para cambiar los focos

Los Lakers de Los Ángeles son favoritos a conquistar no sólo el título de este año, sino el del siguiente, gracias a su longitud y estatura, que ha cambiado el básquetbol de las últimas cuatro campañas

Por: Jesús Serrano

El básquet sigue siendo un juego de hombres altos. Y para muestra los dos campeonatos consecutivos de los Lakers de Los Ángeles, y por disparatado que suene, su papel de favorito para conquistar los dos siguientes. Cuando el llamado Zen Master, Phil Jackson, que cuanta con 11 anillos de campeón, optó por tener un cuadro alto en lugar de uno rápido, como casi todos en la liga, dio en el clavo de lo único que puede paliar la escases de pívots naturales en la liga: una escuadra de gran calado.

Sólo basta pensar en los dos metros trece centímetros de Pau Gasol y Andrew Bynum, pero también en la longitud de sus brazos (o wingspan), que lo deja bloquear u obstruir la línea de pase de cualquier elemento de la liga. Es decir, no importa si Pau o Drew no bloquean el tiro, con alzar los brazos pueden alterar cualquier tiro al aro.


Este matrimonio tiene a la liga temblando

Luego, el miembro más bajito de los Lakers es Derek Fisher, de 1.85, (pero 95.3 kilos de puro músculo y además es el asesino silente de los Lakers, como alguna vez lo fue Robert Horry en los Lakers de 2000-2002, el primer tricampeonato de la franquicia), lo que le da a la franquicia un promedio de dos metros cinco centímetros de estatura. El lector sólo tiene de ahí que deducir que la longitud con los brazos abiertos de cada uno de esos jugadores juega un papel que no aparece en las estadísticas, el básquetbol es un deporte de hombres altos, no cabe duda.

Modificando el curso

Tras el fiasco en las finales de 2008 contra los Celtics, en las que se acusó al español de ser demasiado “suave”, el barcelonés no perdió el tiempo y pasó de pesar 109 kilos a aumentar a 113 de pura masa muscular, y no es ocioso decir que gracias a la crucial aportación de Gasol en los playoffs y en las Finales, los Lakers consiguieron el título 16 de la franquicia y segundo consecutivo.

Lo que la longitud aporta al juego de triple poste de Tex Winter, pero adaptado a los nuevos tiempos por Phil Jackson, es esencialmente tener tres creadores de jugadas en la duela. Por eso un poste con visión periférica y dotes de pasador es necesario, alguien que también anote en el poste sin demasiada complicación, y la extensión del español con los brazos extendidos le da a los Lakers la ventaja de retar al rival tan sólo por la obstrucción visual al pasador.


El gesto de flagelación de Robin López no miente

Cuando se menciona que Gasol era el eslabón perdido para la formación de una posible dinastía angelina no se exageraba. Por eso la directiva de los Lakers lo firmó sin chistar cuando tuvo que extenderle el contrato, y por eso Gasol está comprometido a la causa de Kobe Bryant y compañía, y mientras Gasol no deje la colaboración con Kobe Bryant (actualmente la segunda dupla más productiva de la NBA con 48.5 puntos por juego), los Lakers amenazarán con llevarse el Larry O’Brien por tercera vez en fila.

De cómo Lakers cambió a la liga

El estigma de Kobe era huir de la
asociación con Shaq, ya lo logró

Bien dicho, los Lakers tienen un trabuco, no basta venir de una jornada histórica al por fin deshacerse del estigma y derrotar a los Celtics que los flagelaron en 2008 exhibiéndolos como un equipo obnubilado por el estrellato. Luego de dar cuenta de Orlando en 2009, los Lakers por fin desbielaron la maquinaría celta y se advierten tres factores que muestran la evolución del equipo.

1.-Ron Artest.

La llegada del mejor defensivo perimetral de la NBA, permitió que Kobe Bryant se concentrara en la tarea ofensiva y distributiva. Artest se dedicó a defender al mejor jugador del equipo rival, para que Kobe descansara de su tarea defensiva.

2.-La capacidad de Lakers para defender el pase.

La maquinaria de Boston se basa en el movimiento del balón, hasta encontrar una segunda o hasta cuarta opción, y con anotadores como Pierce, Garnett y Allen, esa opción es posible. Los Lakers lograron contrarrestar ese movimiento con piernas y con sus enormes brazos.

3.-El cuadro alto.

Los Lakers y su dupla: Gasol-Bynum, constituyeron una amenaza en la pintura y su capacidad para ganar las tablas simplemente derrotó a Boston.

De tal forma que luego de la experiencia 2009-2010, Boston trajo a Shaquille O’Neal y a Jermaine O’Neal, nada más para reforzar su cuadro alto, y su llegada es precisamente el argumento que muchos utilizamos para definir que sólo equipos como Boston, Utah o San Antonio, pueden retar al cuadro alto de los Lakers.

Si se piensa, los Lakers y su fórmula han cambiado la liga, ya que ahora no hace falta sólo un poste, hacen falta tres jugadores que puedan desempeñar esa función, tal como Lamar Odom y Fisher por momentos. Un cuadro titular que promedie más de dos metros de estatura y que no le dé facilidades al rival, que no le dé duelos fáciles de uno contra uno, o missmatches, a su rival.



Ron Artest es un bastardo con mucha suerte


La debilidad

La kryptonita para los angelinos es precisamente la rapidez del rival. La forma con la que se le puede hacer pagar a los Lakers su predilección por un equipo alto de media duela, es precisamente el básquetbol de rompimiento rápido. Lakers tiene un conocido historial de ser un equipo torpe (su altura tiene mucho qué ver) en la transición defensiva.

Para muestra su historial de batallar ante movedores habilidosos como Aaron Brooks de los Rockets de Houston (que en 2007-2008 los empujaron a un séptimo juego); Russell Westbrook de los Thunder de Oklahoma City (que en 2009-2010 los empujaron al séptimo partido en la primera ronda), y el mismo Rajon Rondo, movedor bujía de la maquinaria bostoniana, y el dolor de cabeza de Phil Jackson.



Los Lakers finalmente dieron cuenta del versátil número nueve de Boston limitándolo a su debilidad, que es el tiro perimetral y de distancia.

Lakers prefirió marcar a los anotadores y dejar a Rondo solo, concederle el tiro, y el movedor de falló 6 de 13 en el crucial juego siete. Si hay algo que puede herir al orgulloso Goliat amarillo, es un diminuto y vertiginoso David.


La superioridad de este año

Si el lector piensa en que Lakers, sin ninguna adición, era favorito para volver a limpiar la casa este año, basta pensar en sus quirúrgicas contrataciones que no hacen más que otorgarle el calificativo de genio al manager general Mitch Kupchak y a la preocupada gerencia del Doctor Jerry Buss (dueño del equipo). Para reforzar el cuadro alto, Theo Rattliff, que aún puede brindar minutos sin dejar vulnerable la llave. Para potenciar una segunda unidad y convertir al cuadro dos en un equipo uptempo, Steve Blake.

Steve Blake se parece a un Chihuahua

Y para mantener al rival sobre sus talones y alerta aún en minutos desde la banca, Matt Barnes, un rijoso defensivo que lo mismo puede anotar desde la línea de tres puntos, sólo para darle descanso a Artest. De tal forma que con los reservas todas las bases están cubiertas, con la explosividad de Shannon Brown, la versatilidad de Lamar Odom (cuyo juego se benefició grandemente de ser uno de los centros durante el Mundial de Turquía), y cuando Bynum sea declarado apto para jugar, a finales de diciembre, los Lakers estarán completos y listos para en verdad, aterrorizar al resto de los equipos.

Hagase un favor, y si se topa con Matt Barnes

en un callejón oscuro, corra por su vida


Lo que Lakers tiene ensamblada es una potencial maquinaria perfecta. En el inicio de la campaña sus únicas dos derrotas vinieron contra Nuggets de Denver, que los derrotaron 118-112, y al siguiente partido contra los Suns de Phoenix, que anotaron un inaudito 22-40 en triples, una cifra que derrotaría a cualquiera, y aún así, los Lakers sólo perdieron 121-116.

Dicho lo anterior, el escuadrón del Zen Master y de Black Mamba sólo puede ser vencido por dos potenciales enemigos: las lesiones, que actualmente mantienen fuera a Bynum y a Odom, y el exceso de confianza. La primera es un imponderable y no hay forma de evitarla.

Pero lo que hace de los Lakers una dinastía en gestación es el hecho de que se han ganado el respeto de ser un equipo en todo el sentido de la acepción. Ya no hay críticas por su falta de fiereza, pues en las finales de 2010, derrotaron a su eterno abusador.

Lamar Odom ama los dulces y cayó en los Lakers que son

la tierra de los dulces, no cabe duda

Ya no hay problemas por el protagonismo de Kobe Bryant, que es capaz de compartir la gloria con Gasol, y Gasol está dispuesto a ser el sidekick que toda leyenda necesita consigo; el que Bryant necesitaba para brillar, y que nadie quería ser para él.

Los Lakers gradualmente acceden a un status legendario gracias a su progreso y madurez y en un año en que los Heat de Miami se llevan los titulares gracias a su poder estelar, los Lakers son el equipo (y subrayo la palabra) a vencer, gracias a que por fin, lucen como un grupo unido, y no como la broma y patio de juegos de mister Kobe Bryant que fueron durante muchos años.

Kobe puede hacer las

idioteces que quiera, hasta

posar con goofy

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