martes, 28 de diciembre de 2010

La resaca del bicampeón

El pobre Kobe está enojado, alguien ayúdele por favor
a encontrar la felicidad, háganlo sonreír otra vez


Luego de demostrar en sus primeros juegos que tienen el potencial como para arrasar hasta sus cimientos a cualquiera y conseguir su segundo tricampeonato en 12 años, los Lakers de Los Ángeles están volviendo a la autocomplacencia de antaño

Por: Jesús Serrano

El viejo mal de la autocomplacencia que mantuvo a Lakers en la mediocridad luego de su tricampeonato de 2000-2002, parece haber regresado. Y es que estos Lakers comienzan a parecerse al engreído monarca de 2004 que fue devastado por unos menospreciados Pistons de Detroit en esa campaña, y que les ganaron 4-1 en la Final.

Lakers comenzó la presente campaña demostrando la misma urgencia con la que —luego de ser pateados y brutalizados en la final de 2008—, regresaron para obtener un bicampeonato, desterrando cualquier crítica de su desempeño, simplemente se convirtieron en bicampeones, y esta temporada su inicio de 13-2, parecía suficiente para ya otorgarles el Larry O’ Brien, pues lograban eso sin el centro Andrew Bynum y con un Lamar Odom que espeluznantemente vivía para lo que se esperaba de él desde que llegó a Los Ángeles en 2004.

La experiencia en el Mundial de Turquía le sentó tan bien a Odom que al comienzo de esta temporada los Lakers parecían un equipo legendario, al estilo de los Bulls de Chicago de 1995-1996 que finalizaron con 72-10, ganando sus primeros ocho compromisos antes de perder dos en fila. Pero súbitamente, luego de ganar los siguientes cinco, y sin esperar que los Spurs de San Antonio pelearan la Conferencia, Lakers permanecía en el segundo sitio.


Increíble, Sasha Vujacic (en la foto) por fin se fue, y el

pobrecito Kobe sigue enojadito

El problema fue cuando sumaron cuatro derrotas en fila. Ahora los Lakers suman estadísticas muy adversas, como el hecho de que están 2-4 ante equipos con marca ganadora, y cinco derrotas ante equipos con récord perdedor. Y algo terrible, (que ha suscitado la ira de Kobe Bryant, y los reproches de Phil Jackson a su conjunto), una derrota en Staples Center de 19 puntos ante los Bucks de Milwaukee sin Brandon Jennings; y lo más doloroso, haber perdido por 16 tantos el sábado, en su duela, ante los Heat de Miami, en el juego más visto por TV desde 2004, en Estados Unidos.

Detalles como esos no se habían visto en casi dos años en los Lakers, desde que los Celtics de Boston los exhibieron en la final de 2008 como un equipo complaciente. En la campaña 2008-2009, Lakers venció poco a poco sus estigmas y se convirtieron en un conjunto temible que se ganó su título 15 a pulso al deglutir a Orlando en cinco juegos, y a la siguiente temporada por fin exorcizaron los demonios de no ganarle a Boston, al derrotarlos en siete partidos en un duro y bestial duelo que le ganó el respeto de todos.

Pero en estos momentos, Lakers atraviesa por la resaca del bicampeón, misma razón por la que ganar tres en fila sólo se haya logrado seis veces en 64 años de historia de la NBA.

Lo anterior no le quita la etiqueta de favoritos a los Lakers para llevarse todo otra vez, pero sí señala que los angelinos deben ponerse a trabajar y no menospreciar al rival, para no repetir la pifia de 2004, cuando Karl Malone migró de Utah y Gary Payton de Seattle, a los Lakers sólo para obtener un anillo de campeón, y luego los Pistons se encargaron de darles una lección de humildad a los Lakers humillándolos. Lakers debe aprender de su pasado, es la clave para conseguir el título 17 este año.


Que los dioses ayuden a que el niño Kobe
vuelva a sonreír, la armonía del universo
(laker) depende de ello

martes, 21 de diciembre de 2010

Ingeniería mágica

Howard al fin entendió que si quiere un anillo
debe dejar de lado su imagen de Ratón Miguelito
de la NBA

Orlando tiene tiempo para cambiar el rumbo y competir esta campaña con la elite, los recientes cambios que han hecho a su roster son una incógnita

Por: Jesús Serrano

Por años criticados por su docilidad, los Magic de Orlando han decidido aplicar ingeniería de emergencia a su conjunto esperando competir en la repentinamente tremenda Conferencia Este. Y ahora, han traído de vuelta a Hedo Turkoglu, uno de los artífices de su viaje a las Finales en 2009, cuando los Lakers de Los Ángeles los echaron en cinco juegos, y modificando su núcleo apuestan por una estrella buscando resurgir, Gilbert Arenas, y por un ofensivo temible que no ha cambiado nada en los equipos que ha pisado, Jason Richardson.


Traducción: Carter: Escuché que estabas muerto

Wallace: Escuché que tú eras una enorme y maldita vagina

Carter: Touché

Como la llegada de Carmelo Anthony o de Chris Paul parece lejana, los Magic ahora, tras haber comenzado la campaña con marca de 15-4 y estar en la cima de la Conferencia, viven la peor época desde hace cuatro campañas en que se rebelaron como equipo contendiente. Su actual marcha incluye un 1-7, que los tiene 16-11, como el quinto equipo de la siembra si hoy empezaran los playoffs.

Con tiempo de hacer reparaciones, la gerencia, encabezada por Otis Smith, ha decidido lavarle la cara a la franquicia para convencer a Howard de no seguir los pasos de Shaquille O`Neal, y pasar a un equipo que sea una mejor apuesta para conseguir el primer anillo. El contrato de Howard le permite partir en 2012, y no ha firmado extensión aún.


Stan está harto de las gracejadas y pusilanimidades de su equipo


Después del año pasado, en que Magic sumó una campaña más como el mejor equipo del Este, barrió a sus dos primeros adversarios en playoffs por promedio de 17.2 tantos, sólo para perder en la Final de Conferencia con los Celtics de Boston 4-2, fue obvio para muchos que ese equipo había dado todo lo que tenía que dar.

Con la drástica baja de juego de Rashard Lewis y la docilidad e indiferencia de Vince Carter, al cual los Magic habían traído para suplir la ausencia de Turkoglu, un hombre al cual poderle confiar la ofensiva cuando se necesitan puntos de inmediato, un delantero capaz de utilizar las pantallas altas de Howard, tirar de tres (.420) y de penetrar.

Si la crítica el año anterior había sido la ausencia de productividad en el poste bajo de Dwight Howard, a tal grado que incluso su coach se rehusaba a darle el balón, pues era un azar si el centro produciría, esta campaña el mejor centro de la NBA ha respondido teniendo el mejor año de su carrera y por fin emergiendo como un elemento capaz de dominar, sin su actitud infantil y bromista, decidido a todo por su primer anillo de campeón.


Arenas entendió que su humor estúpido a nadie hace gracia

Y mientras que el regreso de Turkoglu es algo que al sistema de Stan Van Gundy le hacía falta, la apuesta de Arenas como movedor reserva (pues Van Gundy no sentará a Jameer Nelson, que está en el mejor año de su carrera) no deja de parecer una salida desesperada, similar a cuando el año pasado la gerencia de Cleveland llevó a Antawn Jamison a los Cavs para intentar evitar que LeBron James se fuera, cosa que sin embargo ocurrió.

Dejando atrás sus problemas disciplinarios, Arenas ha tenido un regreso aceptable luego de pasar casi dos temporadas fuera por lesiones. El caso de Richardson es la incógnita más interesante.

Richardson es un penetrador del área temible, pero los dos últimos años se ha convertido en el cuarto jugador con más intentos desde la larga distancia ( este año 152), aunque con una efectividad de sólo el .414, que le da para ser el 28 de la liga. Por eso no se sabe si los Magic están sanando el mal que Carter les trajo con una enfermedad peor.

Con mucho tiempo para recomponer el rumbo, los Magic tienen que ser campeones, cualquier cosa distinta sería un fracaso, y ver partir a otro Centro de elite como cuando se fue Shaq en 2000, sería un golpe duro para la franquicia.


Este turco nada que ver con el turco Mohammed

lunes, 13 de diciembre de 2010

Cambiando la estrategia

Ejem..., ¿quién es tan listo como para
atreverse a descartar al grandioso Tim Duncan?



Los Spurs de San Antonio ganaron sus cuatro títulos apelando a una defensiva asfixiante, sin embargo, esta campaña son la ofensiva más explosiva y anotadora en lo que constituye su mejor inicio en 42 años de historia

Por: Jesús Serrano

Spurs está que no cree en nadie. Luego de su mejor comienzo de la historia, los Spurs de San Antonio, ganadores de tres títulos la pasada década y uno de los equipos más influyentes en el juego de la presente, contra todos los pronósticos, están poniendo junta una de las más grandes actuaciones de su historia.

La contratación de Richard Jefferson en el verano de 2009 hizo pensar a muchos que Spurs estaba decidido a echar la casa por la ventana en la que muchos afirmaban sería la última gran campaña del big three texano que les dio tres de esos títulos, Tim Duncan, Manú Ginóbili y Tony Parker, pero Jefferson no se adaptó al esquema de juego de Gregg Popovich (uno de los más complejos de toda la liga, similar a la de un equipo de la NFL).

Y luego las lesiones del big three tuvieron la gran consecuencia, de derrotas en la campaña regular, por lo que el coach Pop optó por foguear a sus talentosos jóvenes de banca, George Hill, DeJuan Blair (y darles el papel de futuros substitutos de la dupla Duncan-Parker), sin dejar perder la campaña, pero comprendieron que sin sus tres estrellas en óptimas condiciones sería imposible sorprender en los playoffs.

Y aún así los Spurs se las arreglaron para llegar a postemporada, derrotar 4-2 a los Mavericks de Dallas en primera ronda, para luego ser barridos 4-0, ante los Suns de Phoenix, algo que no había pasado desde 2000, ya que el deporte favorito de los Spurs había sido nada menos que arrasar a Phoenix en todas las formas posibles. Esa fue la campanada definitiva para un cambio radical.

Para 2010, Spurs refirmó a Ginóbili, pero le puso como condición que no debía ir al Mundial de Turquía durante el verano, ya que su historial de lesiones en torneos internacionales, ha repercutido en la actuación del equipo. Sobre todo la campaña de 2009, luego de los Olímpicos de Beijing, ya que era el plan de Popovich que ante un lesionado Duncan, el de Bahía Blanca se hiciera cargo de la ofensiva.

Ni Manú ni Parker (seleccionado de Francia) acudieron a la cita en Estambul, y dedicaron todas sus fuerzas a preparase para una campaña en la que nunca se mencionó a un equipo que pudiera con los Lakers, que lograron el bicampeonato.

Y el inicio de la presente campaña se ha visto a un equipo diferente. Desde su último viaje a las Finales en 2007 (cuando barrieron a los Cavaliers de Cleveland entonces de LeBron James), los Spurs no habían podido poner una campaña en la que hubiera balance, su defensa lucía bien por momentos, pero su gran problema eran los grandes lapsos sin anotar.


Manú es un artista, y uno de los jugadores más

menospreciados de la historia


Todo ello se unía a la crítica de que eran un equipo viejo, y el mismo Jefferson que parecía traer una torta bajo el brazo fue ineficiente en su primer campaña, lo que bajó los bonos del equipo, aunado a la posibilidad de que Parker, quien terminaba contrato en 2011, se fuera, probablemente a los Knicks.

Todo ello contribuía a que la mayoría descartase a los Spurs como contendientes. Pero luego todo fue ubicándose, el primero de noviembre Parker firmó extensión del contrato por cuatro años y 50 millones de dólares, y con su espectacular y contundente armador, Ginóbili en su mejor nivel físico, y los novatos conjuntándose espléndidamente en la precampaña, los Spurs estaban en verdad listos.

Muchas cosas cambiaron en la forma de trabajo del coach Popovich.

Normalmente Ginóbili venía desde la banca, pero esta temporada ha sido titular, y uno muy productivo, (20.0 puntos y 4.8 asistencias por juego) que sería una injusticia que Manú no vaya al Juego de Estrellas, Jefferson halló su nicho y ahora el monstruo de tres cabezas tiene cuatro, y junto con Duncan, Parker, y un siempre confiable Antonio McDyess, probablemente sea la quinteta más efectiva de la NBA.

El comienzo de 20-3, los ha colocado en primer lugar, no sólo de la salvaje Conferencia Oeste, sino de la liga, y lo curioso es que lo han hecho convirtiéndose en un equipo anotador.

En un año en que los Mavericks de Dallas por fin están defendiendo, haciendo creer a todos que han aprendido de sus fatídicos errores del pasado, los Spurs contra todo lo que podría pensarse de ellos se han convertido en el equipo con mejor porcentaje en triples, .444, el séptimo en tiros de campo con .469, promediando 106.4 puntos por juego (cuarta), y su defensa es la novena de la liga, limita a los rivales a 96.4 tantos.

Lo que más debe dar alegría al coach Pop y a la organización, es el tiempo que Duncan pasa en la banca, promedia 28.8 minutos de juego (lo más bajo en su carrera), y la efectividad del equipo permite que los titulares se reserven para el terrible y desgastante nivel que les espera en la postemporada.

Por años se había dicho que Spurs comenzaba a jugar su mejor juego después del Juego de Estrellas que señala la mitad de la campaña, y volar bajo el radar ha sido su estrategia en todos los años en que han sido campeones (1999,2003, 2005, 2007) nunca en años consecutivos.


Tony Parker busca que esta escena se repita al

final de esta campaña (sólo que la chica sobre él no será más

Eva Longoria)

Spurs lo lograba siendo la mejor defensiva, y ahora todo ha cambiado y los de San Antonio están además, haciendo el relevo generacional al darle minutos al brasileño Tiago Splitter, a Gary Neal, y descubriendo nuevo talento que la mayoría de los equipos despreció, como en el caso de Parker, Ginóbili, y ahora Blair, Neal, Hill y ahora Danny Green, Alonzo Gee y James Anderson, y sin descuidar el trabajo de un equipo contendiente, y es que mientras Duncan-Ginóbili y Parker estén juntos, los Spurs podrán dar una sorpresa siempre como underdogs.

Lo que debe aterrorizar al resto de la NBA, es que Spurs nunca ha sido favorito en los años en que ha sido campeón, y que jugar en la temporada regular de forma óptima no es una de sus metas, sino calificar y mostrar su verdadero juego en los playoffs, y para muestra la campaña anterior, cuando calificaron como séptimos de la siembra (por criterio de desempate ante Oklahoma City no fueron el octavo) y con el equipo diezmado por lesiones cimbraron a los Mavericks, nada menos que el número dos de la clasificación.

Por tal motivo, el actual desempeño de Spurs debe verse con cierto excepticismo, pues están saliendo de su tónica habitual. Pero si Spurs es capaz de jugar tan brillantemente como hasta ahora, en los playoffs, se encargarán de arruinar una vez más el sueño dorado de la NBA de ver en una final a Kobe Bryant contra LeBron James.

Retando al padre tiempo, Duncan y compañía están listos para hacer los últimos esfuerzos para conseguir otro Larry O’Brien a expensas de los poderosos bicampeones, veremos si les alcanza.


lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Ahora sí u otro espejismo?



¿Se repetirá esta imagen de Dirk?

Los Mavericks de Dallas son un equipo excelente en temporada regular, su problema es que no pueden ganar en playoffs. Este año su inicio ha puesto a soñar a su afición

Por: Jesús Serrano

Autores de la legendaria pifia de 2006-2007, cuando los Warriors de Golden State los echaron en primera ronda cuando ellos eran el mejor equipo de la liga, es muy difícil creer en los Mavericks de Dallas. Y es que los Mavs simplemente pueden vencer a cualquier equipo durante la temporada regular, pero en playoffs pueden perder de la forma más miserable que pueda concebirse.

De hecho los Mavericks (12-4) se han superado, cuando pensamos que no pueden caer más bajo, inventan una nueva forma para auto guillotinarse de las formas más inverosímiles.

Y si es oro de tontos no se sabrá hasta abril, pero los Mavs ya derrotaron a Boston, el viernes, le tumbaron una racha de 11 victorias al hilo al mejor equipo de la liga, los Spurs de San Antonio, y por si fuera poco el sábado (en noches consecutivos) aumentaron la agonía de los Heat de Miami al propinarles la quinta derrota en los últimos seis juegos y casi sumirlos en una marca mediocre.

Sin poder hacer la gran contratación (que hubiera sido Carlos Boozer (Chicago) o Al Jefferson (Utah) ), este verano Mark Cuban, el dueño, y la gerencia, dirigida por Donnie Nelson, el hijo del legendario coach, se dedicó a firmar a Dirk Nowitzki, que fintó durante semanas en irse, durante el verano de la mejor cosecha de agentes libres.

Desapercibida pasó la firma de Tyson Chandler, que venía de desastrosas campañas en los Bobcats de Charlotte, y ahora el centro es en el inicio de la campaña 2010-2011 el elemento que faltaba a la ofensiva por siempre alegre de los Mavs.


¿Qué pasará por sus mentes cuando superan su miseria anterior?


Durante años los Mavs han sido culpados por su nula defensiva, y tras perder la Final ante Miami en la temporada 2005-2006, luego de ganar los primeros dos juegos, los bonos de los Mavs no hacen más que pintarlos como un equipo intermitente y nulo a la defensiva.

Pero es que perder al año siguiente en primera ronda contra Golden State 4-2, cuando tenían un récord de 67 victorias, simplemente es demasiado. Por si fuera poco tenían a Dirk Nowitzki como MVP y aún así fue la segunda vez en la historia en que un equipo sembrado número ocho elimina al sembrado número uno de la Conferencia, y de la NBA.

El problema es que Dallas cosechó campaña de 50 victorias al siguiente año, pero fueron eliminados otra vez en primera ronda, lo que llevó a una limpia definitiva del staff, incluyendo la salida del coach Avery Johnson.

Para muchos Dallas jamás sería de cuidado mientras se negara a defender. Es así que trajeron al ex coach de Detroit, Rick Carlisle, y sus esquemas mixtos de defensiva le obsequiaron a Dallas otra campaña de 50 triunfos, pero una salida en segunda ronda ante los Nuggets de Denver.

Sin embargo, Cuban, que siempre está listo a hacer contrataciones espectaculares o prescindir de miembros del staff, decidió darle tiempo al experimento con Rick Carlisle.

Lo curioso es que parecía un experimento desafortunado (una más de sus pésima decisiones), ya que luego de una campaña de 55 ganados, los Mavs, fieles a su doloroso estigma, volvieron a perder en primera ronda, ante los odiados rivales Spurs de San Antonio. Ante tal panorama, Dallas desapareció de los favoritos a siquiera poner resistencia ante la hegemonía Laker este año.

Y bien, ¿son de verdad?

Los Mavs han hecho suficiente como para hacer nacer el excepticismo de cualquiera. El problema de los Mavs no ha sido la ofensiva desde 2001, cuando saltaron a la palestra como un auténtico espectáculo, un equipo capaz de revolucionar el juego para bien, vamos un conjunto que mete más de 100 puntos por partido y se preocupa por el show.

El sueño de Cuban y de la fanaticada Maverick era convertirse en el primer conjunto de la historia en practicar ofensiva uptempo en conquistar un título, destruyendo de paso el hecho de que sólo equipos con grandes defensivas pueden cosechar un título.

Pero si los Mavs consiguen el título este año (lo cual calificaría como una de las historias deportivas más grandes de todos los tiempos, de hecho cualquiera que venza a los Lakers), entonces su vieja proclama se desvanecerá, porque si han regresado a la consideración como pretendiente al título, ha sido gracias a su defensiva.


¿Será esta la única manera de conseguirle un anillo a Dirk?

Esta campaña, sin embargo, hay un énfasis en el juego de media duela que permite que los Mavs sean inusitadamente el 22 de la liga en ofensiva, con 97.63 puntos por juego. Lo fantástico es que su defensiva es la cuarta de la liga, permite 92.6 tantos por partido. Lo anterior es como entrar en la dimensión desconocida, pues Dallas en verdad puede estar construyendo su caso para ser el rival de los Lakers.

Dallas es además el tercer equipo más afectivo desde el campo con .473 de porcentaje, y permite .437, el quinto de la liga. Su onceavo sitio en porcentaje de triples permitidos (.355) es bastante respetable, lo que en suma nos dice que los Mavs al momento están hablando en serio, un buen balance defensivo, sumado a su efectividad tradicional, a su ofensiva explosiva de años, habla de que por fin las piezas del rompecabezas de Carlisle están embonando.

Con problemas por resolver como la baja de juego de Caron Butler y los problemas disciplinarios de Brendan Haywood, los Mavs aún no pueden desplegar su potencial y aún así ya están con marca de 12-4, con registro de 6-1 de visita y 6-3 en su arena.

Muchos datos, como el hecho que ocho de sus 12 victorias vinieron ante equipos con récord ganador, la cantidad de rachas de victorias que han finalizado en Dallas, gracias a su aplomo al enfrentar a pesos pesados, pero sobre todo el dato de tener a Nowitzki como tercero en anotación con 26.3 por partido, a Jason Kidd como quinto en asistencias con 9.3, y su quinto lugar en asistencias como equipo (23.31), hablan de una unidad cohesionada, de un equipo al que hay que darle por enésima vez el beneficio de la duda.

Sin embargo, así finalizarán con 70 victorias, los Mavericks saben que su problema es perder los estribos durante los playoffs, donde se toparán a sus némesis Spurs, tarde o temprano, y si su buena fortuna llegara a ser tanta como para acceder a la cuarta Final de Conferencia de su historia, derrotar a los Lakers borraría parte de su historial de infamias, pero ahora mismo es algo tan inalcanzable que no se vislumbra.

Pero la historia no es ociosa, por lo que su repentino cambio de estilo y de forma puede sólo ser sólo un espejismo, el enésimo que nos tocará presenciar de los Mavs.



Sepa porqué nadie toma en serio a Dallas